LA PORTUARIA Huija (EMI, 1995)


Huija, como gritaba Patoruzu. El disco que viene después de la consagración. A veces la obra que mejor termina pintando la grandeza de un artista. O de una banda, o de un carpintero. Esa obra que presentás cuando ya todos se pusieron de acuerdo en colgarte una cocarda, el galardón tan preciado pero que te sube la vara hasta donde puedas llegar. Momento clave si los hay. Los Stones llegaron al cenit con “Sticky Fingers” en el 71, la tapa de Andy Warhol, canciones como “Jumpin’ Jack Flash” o “Sister morphine”, superando la muerte de Brian Jones, y salen un par de años después con el inmenso “Exile on Main Street”. Los Beatles mismos dejaron de lado cualquier discusión que pudiera generarse, si es que alguien se atrevía, con el White Album, el bíblico doble álbum de tapa blanca para después hacer nada menos que “Abbey Road”. Es que como bien decía Oscar Wilde, “cualquier estúpido se recupera de un fracaso, pero solo los genios se recuperan de un éxito”.

La Portuaria ya tenía unos cuantos discos, pero el éxito de Devorador De Corazones (1993) se hubiese llevado puesto a cualquier grupo sin solidez en sus bases y sus principios. Entonces llega “Huija”, quizás su disco mas maduro, y esto lo compruebo en la radio cada vez que pincho una canción de ese álbum, el que mejor ha soportado el paso del tiempo. Está lleno de éxitos de diferentes calibres, “Ruta” fue una de las canciones mas difundidas en las radios durante ese año, “La Diablada” fue la música de fondo de muchas noches en El Dorado o la Nave Jungla, “10 segundos” fue la elegida por David Byrne para ser editada por su sello de distribución mundial, pero desde lo personal la canción que más me rompió los esquemas era “Donde hubo fuego”.

Mi amigo Diego bien lo sabe, y me cuenta al respecto mientras tratamos de recomponer la agitada circunstancia social en que surgió ese tema: ”Donde hubo fuego es una de las canciones que mas orgulloso me pone como compositor, fudamentalmente como autor de letras. Aunque en La Portuaria todos los temas son de autorías compartidas. Surgió en una serie de ensayos e improvisaciones que buscaban ser el núcleo de alguna nueva canción. Creábamos entre varios, había un entretejido rítmico alucinante entre el bajo de Christian Baso y mi guitarra, entonces en medio de ese groove tan propio de mediados de los 90´s fuimos armando las partes como si fueran distintos paisajes que vas viendo en un viaje en tren. Hay una especie de ritmo continuo, muy del Trip Hop también muy propio de la época. Pasó que después de Devorador de corazones hubo una inversión muy grande de dinero de EMI, así que parte de ese dinero lo usamos para meternos a experimentar muchos meses en salas de ensayo, que era nuestra forma de componer. Mas allá de que Christian o Sebastián Schachtel, el tecladista, llevaran alguna matriz sobre la que trabajar. Terminé llevándome un cassette con varias bases de estos prototemas a mi lugar en Cabo Polonio. Durante un mes estuve solo en una cabaña allí trabajando las melodías o las letras sobre ese casette. La letra de Donde hubo fuego salió de un tirón...”

(Articulo extraido del crítico de rock argentino Bobby Flores el 22/05/22 en Infobae).

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