EL NIÑO GUSANO Circo luso (Grabaciones en el Mar, 1995)


A mediados del 95 se publica el primer disco de El Niño Gusano, Circo Luso, el más alabado de su carrera. 15 canciones grabadas con ínfimos medios y cuya portada corre a cargo del ilustrador Oscar Sanmartín, que desde entonces se encargó de realizar todas las portadas, creando un estilo de identidad estética propia. Circo luso fue destacado ese año en los primeros puestos de todas las listas de crítica especializada, e incluso llegó a aparecer en la edición francesa (!!!!) de “Los 100 mejores discos de la historia del rock” y fué incluido entre los 10 mejores discos de los 90 por El País de las Tentaciones. 

La explicación de porqué dicho disco fue (y es) tan alabado, a pesar de tratarse de su disco más inferior (en opinión de la mayoría de sus seguidores) hay que situarla en el contexto en el que salió: un momento de explosión de música independiente en el que siempre se echó en falta la personalidad, algo que a ese disco expiraba por todos sus poros.

Contiene “La mujer portuguesa”, su primer y gran hit. Sin embargo, las intenciones del grupo se palpan mucho mejor en los siguientes temas: “Pumuky” nos propone un viaje sumergido y “La ciudad de los loros” parece querer musicar algún sueño de Dalí, mientras unos reiterativos violines invitan aún más al surrealismo. También “Menta”, que define muy bien al grupo por esos saltarines coros y esa insistente melodía que suena casi desafinada en la garganta de Algora que, a pesar de no tener una gran voz (ningún indie español de la época la tenía), y de que desentona por momentos, sería impensable que las canciones las cantase otro.

Aunque aún no habían empezado con las elaboradas intrumentaciones y arreglos, que luego descubrirían en sus dos próximos discos, sabían lo que querían hacer en cada uno de los temas pasando por alto los más obvios (como “Nureyev”), y centrándonos en otros mucho más memorables, como la enorme “Ciempiés”, o “Capitán Mosca”. Dos caras de la misma moneda de El Niño Gusano: una amarga y agonizante, otra surrealista y cómica. En cualquier caso, las dos se mueven por el mismo terreno de las imágenes fuera de lo común.

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